28/06/2014

¡Hola chic@s!

Esta semana no os traigo ningún proyecto sino una historia, la historia de este blog. 

Hoy hace justo un año que la vida de mi familia y la mía dio un vuelco radical. Tras 24h en urgencias y una operación de emergencia, nos dieron la noticia de que mi madre tenía un tumor en el estómago con varios focos repartidos por el abdomen y no pasaría de los seis  meses, un año como mucho. Imaginaos el shock... Se nos cayó el mundo a los pies. A partir de ese momento, todo pasó muy rápido: los días en el hospital, la vuelta a casa, la recuperación lenta pero constante, la primera sesión de quimio, la caída del pelo, el cansancio, etc. ¿Qué os voy a contar? Seguro que más de uno tenéis un familiar en la misma situación, o incluso vosotr@s habéis pasado por un cáncer. 

A lo largo de este proceso, sentía que tenía que hacer algo para mantener la cabeza ocupada porque, aunque lo he llevado "bastante" bien, los días malos eran MUY malos y me quedaba ensimismada pensando en todo lo que podía pasar o dejar de pasar. Así que un día decidí coger ganchillo e hilo y me puso a buscar vídeos en YouTube en los que te enseñaran desde cero. Poco a poco, fui cogiendo más maña, los puntos me salían mejor, tenía ganas de aprender cosas nuevas. Estaba tan concentrada en hacer ganchillo (contar puntos/vueltas, buscar proyectos, etc) que no pensaba tanto en el futuro. Para mí el ganchillo ha sido la mejor terapia, mi vía de escape. Es difícil de explicar pero seguro que los que hacéis ganchillo me entendéis perfectamente. Esa sensación de tranquilidad...de que nada ni nadie te va a molestar mientras tengas aguja e hilo. En fin, la vida da muchísimas vueltas y yo, que siempre he dicho que el ganchillo era de abuelas, ahora me considero una ganchillera más. 

A medida que pasaba el tiempo y veía que mi madre iba recuperándose (con sus altibajos, claro) el ganchillo tomó otra dimensión a parte de la psicológica. Empecé a vender algunos de mis proyectos y vi que a la gente le gustaba lo que hacía, y eso hizo que me sintiera bien conmigo misma aunque al mismo tiempo provocó un sentimiento de máxima exigencia en todo lo que hago.

Más tarde surgió la idea de este blog. Mi chico me dijo que me lo hiciera para que la gente viera lo que hacía y, pensé, ¿por qué no? Tampoco perdía nada en intentarlo. Y la verdad es que estoy muy contenta de habérmelo hecho. Gracias a él, estoy en constante búsqueda de ideas y eso me encanta.

Este blog es el resultado de un año cargado de emociones malas (muy malas) pero sobretodo de emociones buenas porque después de 365 días, he aprendido que hay que valorar el día a día, que lo material es insignificante al lado de las personas, que la vida te puede cambiar en décimas de segundos y todos tus planes se van al garete... ¿Y qué hacemos? ¿Nos hundimos y dejamos pasar el tiempo? Yo tengo claro que no, que voy a disfrutar de la vida cada momento. Y el ganchillo me ha ayudado en todo este proceso. ¡Qué suerte que me diera por coger aguja e hilo!

Nuestra historia no ha terminado aquí, ni mucho menos. Mi madre sigue con quimio y así va a ser hasta que ella aguante. Después un periodo de descanso, y vuelta a empezar. Nos queda mucho camino por recorrer todavía pero hoy más que nunca tengo claro que vamos a ser capaces porque lo único bueno que ha tenido esta enfermedad, a parte de mi adicción al ganchillo, es que mi familia está más unida que nunca. Somos una piña y así va a seguir siendo siempre. Porque de lo malo siempre se saca algo bueno, y en mi caso, lo mejor es mi familia.

Os dejo fotos de la evolución de mi madre durante este año para que veáis que muchas veces lo que dicen los médicos (en nuestro caso, el cirujano) no se cumple. A mi madre la dijeron que iba a seguir perdiendo peso y que poco a poco se consumiría,  y ¿sabes que os digo? ¡Que pesa 63Kh y está más guapa que nunca!

Esto es todo por hoy pero no creáis que no tengo nada entre manos.... Aquí os dejo una pista...

¡Hasta pronto! ¡Disfrutad de la vida! ^^